jueves, 4 de febrero de 2010

labios

De acuerdo, no me hubiese atrevido si no fuera por la fecha. Fue una locura de aquellas...- qué importaba, es la gracia de los fines de año- Calles abarrotadas de gente, de compras, de sudor, de buenas intenciones para un nuevo año! y yo me repetía una y otra vez, como convenciéndome, como cuando una amiga le confiesa a otra el pecado que la tortura, y esa amiga responde siempre con el apoyo, porque esos pecados también los ha cometido, robar un mirada de ésa que no es posible, robar el gesto de ése que no le pertenece. Amar en silencio es desear sin límites, donde la luz jamás llega y la oscuridad nos ampara.
No esperaba nada aquella tarde, de eso hacía un tiempo ya, no esperaba nada de nadie, de nada. Por eso esa noche, era la correcta, era esa noche, no otra. Esa noche necesitaba dejar el control, estaba dispuesta a llegar a ella, anque no tenía plan alguno, tenía todas las de perder.
Todo en mí quemaba, todo en mí ardía de tanto pensamiento, de tanta imágen... cuellos y hombros, bocas en cuellos, dientes en hombros, muslos y brazos, muslos y espaldas, terrenos ajenos, terrenos pensados, toda ella, toda yo, dedos en cuellos, cuellos y besos!
No puedo seguir así- me decía en vos alta, mientras reía nerviosa al cruzar la esquina que nos separaba y pensaba que estaba sólo a metros de ella - No puedo,no, no quiero seguir con este mar adentro, con esta fatiga constante- y a cada paso reía más, reía más nerviosamente, las hojas de los arboles me parecían ridiculamente grandes y los ojos de las gentes infernalmente fijos, como si  en esos mínimos momentos la ventana se hubiese abierto hacia el lado contrario y todo entraba dentro de mí.
Qué importa... sólo la beso!- Si, si besarla, tan sólo eso. Sus labios respondían a los míos y nada más...
Frente a su puerta, mi corazón dejó latir. Pupilas dilatadas, dientes apretados, hombros caídos. No dude en subir mi mano izquierda y tocar el timbre. Al segundo volvió a sudar el corazón, a estallar los odios, a respirar los pensamientos..
Con sus pelos largos y desordenados aparecío frente a mí. Ella, toda ella. Hola. Hola, grité como una loca, algo pasaba en mi control. Mi control, dije y mis ojos se nublaron...