sábado, 15 de mayo de 2010

Identidad

Alrededor de las 18.20, momentos antes, momentos después, se dispuso a enfrentar el monstruito que cabalga en el exterior. La cosa parecía simple, al menos tres etapas formales; primera, de iniciativa, es decir, buscar la razón, aquélla que hacía al menos un par de siglos no estaba disponible para ser humano alguno, sin embargo, la cabeza dura, la bruta, como le dijo la esclava, era así, era la bruta y seguía ese tesoro perdido.
Segunda, constitutiva, vaya buscando esa cosa que llaman fundamentos, bases, forma, retratos, cuerpo, espejo, árbol. Eso que es parecido a identidad sin ser lo mismo, sin esperar nada, ese algo odioso, nombrado y designado, categoría.
ya estaba sintiéndose estúpidamente segura
ya estaba calentando su taza de té por tercera vez
ya estaba riendo

recordó Santa Fé, 1955, Café Florida, recordó la plaza, recordó el húmedo, gigante, eterno, viscoso álamo de aquella cuadra, sentado desde siempre en el primer banco, esperando al mostruito todas las madrugadas por más de un cuarto de siglo, allí mismo donde la esclava la esperaba y esperaba en los atardeceres

la bruta y la esclava, la esclava bruta, la bruta y su esclava a cuestas, la esclava brutalmente esclava, le clava en la cara de bruta toda su alma sin pena que baga en esa placita, la misma del año 1955 en algún rincón de Sta. Fé, justo ahí donde ha muerto toda fé posible, justo ahí donde la razón se voló con un viento húmedo y caliente entre el álamo y el banco, llegando ha posarse a  la última hoja

ya basta, estúpida! recogió los lentes añejos, como el limpiapiso del consultorio de las esquinas, tomó el té de un sorbo quemándose hasta el contre, mejor, así despierta un poco de tanto ruido sin razón, miró su ínfimo reloj de pulsera, divisó un par de números, confusa(mente) abrió su puerta, puso la llave de tres vueltas como siempre, bien seguro todo no?, bajó por las escaleras esta vez para divisar al monstruito desde otra rendija

entonces sabía que ya estaría entrando a una última etapa,  la conclusiva, sabia?

¿de qué sabia? la bruta admirada y sonrojada y esclava y bruta al mismo tiempo y dueña y esclava

sabía del mostruito que la observaba?
sabía de la calle en el 55, sabía?

dos, tres, seis niveles y estaba en la alfombra que la conducía a las puertas del monstruito, con la boca abierta la esperaba, con reminiscencias de tango y de bals y de chicas super poderosas engullidas por viajes inmemoriales, azules, lilas en llamas

etapa conclusiva: cerrar los ojos, ahogarse en el la liquidez del otro, deshechar la trampa, correr el riesgo, sufrir, sufrir, sufrir feliz