El eucalipto entra y entra el bosque en grano ocular
limpia la almohada y el piano se aleja para volver
el pasto, el agua, el calor seco que seca las nubes que no llevan nada en su pasar
Quería escribir para ser la estatua y de un golpe de kickboxing se transformó en una madre mistral
con los ojos de los mojones parados sobre ella.
Jugó a la pallalla, jugó a la botella envenená, jugó a las chapitas, jugó al luche con una lata de crema nivea azul, jugó al banco y a la secretaria.
Vivió en la realidad de la única bella, la imágen
Y nunca escribió
Y nunca tocó
Una vez fue una estatua mientras escuchó la música de piano en el jardín de al lado.